TELLERIANO

TELLERIANO-REMENSIS: cempohuallapohualli y tonalpohualli

Investigación: Bertina OLMEDO (DE-INAH)
Tratamiento de imágenes, datos y paleografía : Bertina OLMEDO
Voz: Alfredo RAMIREZ CELESTINO (DL-INAH) con la colaboración de R. CERVANTES
Análisis lingüístico del vocabulario náhuatl: Carmen HERRERA (DL-INAH)



El Códice Telleriano-Remensis es uno de los documentos más conocidos de la región de Mexico-Tenochtitlan. En 1995, Eloise Quiñones Keber publicó una edición facsimilar con un magnífico estudio que cubre todos los aspectos importantes de este documento: historiografía, descripción de las láminas, comparación de su contenido con el códice fraterno conocido como Vaticano A o Vaticano Latino 3738, análisis de las manos que intervinieron en la escritura de las glosas que acompañan a cada imagen y una paleografía de dichas glosas traducida al inglés, etcétera. En esta ocasión, el objetivo es el de presentar los resultados del análisis de imágenes de las dos primeras secciones de este documento ("cempohuallapohualli" y "tonalpohualli") en forma de un diccionario digitalizado de elementos, que se complementa con la descripción del tema de cada lámina, incluyendo una paleografía de los textos en español, la descripción de cada una de las zonas en las que fue dividida cada lámina y comentarios sobre varios de los glifos que fueron identificados como parte de esta investigación. Por lo dicho anteriormente, iniciaremos esta presentación incluyendo solamente la información elemental para contextualizar el códice Telleriano-Remensis; para un conocimiento amplio de todos los aspectos mencionados arriba, me permito remitir al lector a la importante obra de Quiñones Keber.

El códice Telleriano-Remensis se encuentra actualmente en la Biblioteca Nacional de París, Francia (Département des Manuscrits, Section Orientale, Fonds Mexicain no. 385). Fue elaborado probablemente en Mexico-Tenochtitlan y en Puebla, en el siglo XVI, ya en la época colonial; terminó de escribirse en 1563, según la última fecha registrada en las glosas del "tonalamatl". Fue hecho en papel europeo color marfil, con marcas de agua del siglo XVI, formando un libro de estilo europeo que ahora, después de las pérdidas de hojas que ha sufrido, consta de 50 hojas o folios escritos por los dos lados (a excepción del folio 33 que está en blanco) y mide 32 cm de alto por 22 cm de ancho aproximadamente. En cuanto a la temática, el documento consta de tres partes o secciones:
1. "Cempohuallapohualli" o calendario solar de las fiestas de las veintenas. Sólo están 12 de las 18 veintenas, ya que se perdieron los tres folios del principio que contenían las primeras seis. Al final de esta sección está una lámina en la que se incluyen los cinco días sobrantes, los cuales recibían el nombre de "nemontemi" ('días demasiados y sin provecho').
2. "Tonalamatl" o almanaque adivinatorio de las 20 trecenas con sus dioses patronos. El marco de las láminas contiene las imágenes de los nueve 'señores de la noche' y los glifos de los días correspondientes a cada periodo de trece días. De esta sección se perdieron cuatro folios, por lo que no están completas las trecenas.
3. Crónica histórica. Sección en la que se encuentran relatos varios: migración, gobernantes de Tenochtitlan, temblores, plagas, guerras, inauguración del Templo Mayor, cometas, eclipses, heladas, inundaciones, españoles.

El códice fue pintado por dos "tlacuiloque" y contiene glosas en náhuatl y en español, en las que se identifican seis anotadores, cuatro de ellos principales, que acompañan y explican en cada página a las pinturas. Los espacios para estos comentarios fueron apartados originalmente, lo que no sucede en otros códices. Es un manuscrito mixto: indígena (pinturas) - hispano (textos en escritura alfabética). Es bastante similar al códice Vaticano A, obra atribuida al dominico fray Pedro de los Ríos; quizá este último haya sido copiado del Telleriano, según Paso y Troncoso, o ambos derivan de un prototipo común ahora desaparecido, según Thompson. Uno de los anotadores del códice Telleriano-Remensis fue precisamente el fraile dominico. Seguramente fue mandado hacer por comisión de España. No se sabe cuándo y por qué fue sacado de México, pero para el siglo XVII se encontraba en la colección de Charles-Maurice Le Tellier, bibliófilo francés, arzobispo y duque de Reims, personaje muy cercano a Luis XIV. En 1701 se lo regaló al rey y así fue como el manuscrito llegó a París a la Bibliothéque du Roi, que pasaría a ser la Bibliotèque Nationale. Después de permanecer ahí por más de cien años, fue 'descubierto' por Alexander von Humboldt, quien mandó reproducir 16 de sus láminas dentro de un volúmen publicado en 1810 que fue titulado originalmente 'Vue des cordillères et monuments des peuples de l?Amérique'; el explorador y naturalista prusiano fue quien bautizó al códice como Telleriano-Remensis en honor a su propietario. Se han perdido algunos folios; el empastado de suave pergamino de color marfil, no es original y tiene hojas agregadas posteriormente también.

La primera sección del códice ("cempohuallapohualli") comienza con la séptima veintena ("Tecuilhuitontli"), la cual fue numerada con el folio 1r, lo que indica que la paginación fue hecha después de perdidas las primeras tres hojas del documento. Cada una de las láminas correspondientes a esta sección está dedicada a una veintena y se representa con la imagen de un personaje que personifica a uno de los dioses que eran festejados durante ese periodo, el cual en ocasiones presenta atavíos pertenecientes a las otras deidades que participaban en las ceremonias de la veintena, de acuerdo con los relatos en las fuentes. Estas figuras están rodeadas de textos en náhuatl y en español, en escritura alfabética. Son cinco folios escritos por ambos lados y uno más, escrito por un solo lado, que contiene la imagen de los días "nemontemi", con lo que termina el calendario solar (folios 1r-7r). El folio 7v no tiene pinturas, solamente unas anotaciones en español y rayones hechos como para probar la tinta de la pluma.

La segunda sección ("tonalamatl"), comienza en el folio 8r, aunque esto no hubiera sido posible en el original ya que hace falta el folio anterior donde empezaba la trecena 1 "cipactli" y regía el dios Tonacateuctli. Cada trecena ocupa dos folios afrontados; en el folio verso comienza la cuenta del periodo con los primeros cinco días de la trecena, cuyos signos están pintados dentro de una tabla calendárica. Arriba de cada uno de los días se encuentra la imagen de uno de nueve dioses que han sido identificados como 'señores de la noche'. Bajo la tabla se encuentra la figura del dios que regía dicho periodo. La segunda parte de la trecena se pintó en los folios recto; de igual manera, la tabla calendárica contiene los signos de los ocho días restantes de la trecena, acompañado cada uno con la imagen de uno de los nueve 'señores de la noche'; junto a esta tabla se encuentra la figura de mayor tamaño que representa al copatrono o acompañante del dios que regía sobre cada periodo. La numeración de folios que aquí se utilizó es la misma que tiene anotada el original en la esquina superior derecha y en el facsimilar hacia la mitad del borde externo, hasta que llegamos al folio 13r, ya que aquí se encuadernó una imagen que no correspondía en la secuencia de los días (v. textos láminas). A partir de este folio, la numeración que se siguió aquí ya no coincide con la ofrecida en la versión facsimilar del códice, ya que se siguió el orden de la secuencia de los días de las trecenas del "tonalpohualli" y se tomaron en cuenta los lugares en los que hacía falta un folio. Al hojear las láminas se podrán percatar que se dejaron algunas en blanco, para mostrar precisamente estos folios faltantes, que son tres para esta sección (más el folio verso en el que debería comenzar la cuenta del "tonalpohualli").

El trabajo que se presenta aquí, que es el diccionario de los elementos constitutivos de los dioses del Códice Telleriano-Remensis, se hizo de manera paralela al análisis de los dioses que aparecen en los Primeros Memoriales de Sahagún. Los dos documentos se complementan: el Telleriano tiene imágenes de una gran riqueza y precisión, mientras que los Primeros Memoriales ofrecen la ventaja enorme de tener glosas escritas al lado de sus imágenes, que en muchas ocasiones se pueden considerar como lecturas. De hecho, estos textos, escritos en náhuatl por los informantes del padre Sahagún, son las descripciones en las que basamos la identificación de la mayoría de glifos y elementos en los que dividimos las imágenes de dioses contenidas en el Telleriano-Remensis. Por esta razón, ambos documentos se estudiaron juntos y así, muchas consideraciones generales, o acerca de los elementos, valen para los dos y con frecuencia hacen referencia a uno o al otro.

Las imágenes de las cuales se hizo este diccionario, imágenes de dioses, son muy complejas. Esa misma complejidad nos obligó a modificar nuestra manera de crear el diccionario. Mientras que con los otros documentos pictograficos con los cuales se elaboraron diccionarios se distinguen cuatro niveles graficos: la lamina, la zona (partes de una lamina), los glifos o personajes y finalmente los elementos que conforman los glifos o los personajes, aquí, frente a la complejidad de los dioses, tuvimos que 'desplazar' los niveles. Es decir, que en lugar de registrar a los dioses como personajes compuestos de elementos, tuvimos que considerarlos equivalentes a una zona que contiene varios glifos compuestos de varios elementos. Al considerar a los dioses de esta manera, nos encontramos con una de las ideas fundamentales de Joaquín Galarza, a saber, que los dioses se pueden entender como una composición de glifos. En síntesis, fue la riqueza de las imágenes la que nos obligó a cambiar el nivel de los dioses y pasarlos del nivel de los personajes, al nivel de las zonas de Tlachia.

Del hecho de considerar los dioses como una composición, se deriva una dificultad: la identificación de los glifos. En los contextos mas habituales, cuando se utilizan como antropónimos, topónimos, fechas, glifos de tributo, etcétera, la identificación de un glifo se hace generalmente sin mayor dificultad. En términos generales se puede decir que, de igual manera que una palabra en un texto, un glifo se distingue del conjunto por el espacio que le rodea. En el caso de los gifos que componen un dios, la situación es mas difícil porque todos los glifos se encuentran en contacto, sin separación.

En muchos casos, una identificación es posible: no se puede confundir un cetro o bastón con una sandalia, por ejemplo. Existen unidades visuales. Se puede además observar que en los textos paralelos en caracteres latinos existen también unidades comparables que se pueden fácilmente identificar porque comienzan con el prefijo de posesión « i- », en el caso de los Primeros Memoriales, o bien con el sufijo de poseedor « -e » en el Códice Florentino. Pero en otros casos, en particular en el de los tocados, pueden existir dudas. Muchas veces los textos alfabéticos permiten superar el problema. Así se considero que cada vez que un ornamento aparece en la forma posesiva eso indica que se trata de una unidad gráfica. Y a la inversa, si la palabra no aparece en su forma posesiva es muy probable que corresponde a un elemento de un glifo y no a un glifo. Así, la palabra "quetzalmiyahuayo" aparece diez veces en los textos de los Primeros Memoriales y siempre está asociada con otra palabra en forma posesiva. Por ejemplo, a propósito del dios Opochtli (PM : 263v) se dice : "yztatzon quetzalmiavayo" y con respecto a Chalchiuhtlicue, "yamacal quetzalmiavayo".

Para cada uno de los glifos se propone una lectura basada en un doble análisis morfológico: por una parte, el del glifo y sus elementos y por otra, el de las palabras en náhuatl que pueden corresponder con la imagen. Para lograr esto se aprovecharon, tanto las glosas de los Primeros Memoriales como los textos paralelos del Codice Florentino, que se encuentran principalmente en el libro I, pero también en otros libros de esta magna obra del padre Sahagún. De inmediato se puede observar una diferencia lingüística entre estos dos documentos: en los Primeros Memoriales, los atavíos de los dioses se expresan con el prefijo posesivo "i-" mientras que en el Florentino, los mismos aparecen con el sufijo posesivo "-e". Así por ejemplo en la primera obra para decir 'su escudo' se dice "ichimal", mientras que en el Florentino aparece como "chimale". En las lecturas que se hicieron se eligió generalmente, la forma encontrada en los Primeros Memoriales.

Todas las veces que logramos establecer la lectura de un glifo gracias a ese doble análisis, se utilizó la misma lectura en el caso de glifos similares pero que no presentan textos asociados. Así, si un dios presenta un atavío que pueda identificarse gráficamente como un "quetzalmiyahuayotl", aun si no aparece en las citas, se utiliza la palabra "quetzalmiyahuayotl" en la lectura del gifo. De manera contraria, no se siguieron las sugerencias de los que anotaron los Primeros Memoriales cuando era claro que la glosa no correspondía con el atavío representado en la imagen.

Siguiendo estos lineamientos, explicados aquí de manera muy general, elaboramos este diccionario que aquí presentamos, esperando contribuya en algo a los estudios de los sistemas de escritura que nos legaron los antiguos pueblos nahuas del Centro de México.








Nombre

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telleriano 99 %




Número de láminas:59
Número de zonas:481
Número de elementos:204
Número de formas:31
Número de glifos:1092
Número elementos de glifos: 2596
Número de citas:1594
Número de valores fónicos de los glifos:2631
Número de palabras nuevas de los glifos:0
Número de palabras expresadas por une personaje, de los glifos:0
Número de palabras no-expresadas, de los glifos:558
Número de personajes:0
Número de elementos de los personajes:0
Número de citas de los personajes:0
Número de valores fónicos de los personajes:0
Número de palabras nuevas de los personajes:0
Número de palabras expresedas por glifos, de los personajes:0
Número de palabras no-expresedas, de los personajes:0
Número de palabras en el diccionario:1161
Número de raíces en el diccionario:908
Número de traducciones en el diccionario:1326



Nombre

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telleriano 99 %




Número de láminas:59
Número de zonas:481
Número de elementos:205
Número de formas:31
Número de glifos:1092
Número elementos de glifos: 2576
Número de citas:1811
Número de valores fónicos de los glifos:2581
Número de palabras nuevas de los glifos:0
Número de palabras expresadas por une personaje, de los glifos:0
Número de palabras no-expresadas, de los glifos:558
Número de personajes:0
Número de elementos de los personajes:0
Número de citas de los personajes:0
Número de valores fónicos de los personajes:0
Número de palabras nuevas de los personajes:0
Número de palabras expresedas por glifos, de los personajes:0
Número de palabras no-expresedas, de los personajes:0
Número de palabras en el diccionario:1200
Número de raíces en el diccionario:929
Número de traducciones en el diccionario:1368