HUAMUX

EL CONTENIDO DEL CODICE DE HUAMUXTITLAN

Diccionario de los elementos constitutivos de los glifos

Investigación: Alfredo RAMIREZ CELESTINO (DL-INAH)


Tratamiento de imágenes y registro de datos: Rossana CERVANTES (INAH)
Voz: Alfredo RAMIREZ CELESTINO (DL-INAH)
Análisis lingüístico del vocabulario náhuatl: Carmen HERRERA (DL-INAH)




El Códice Huamuxtitlan se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia con el número 116 de los Manuscritos Mexicanos. Formó parte de la colección Boturini y después se integró a la colección que perteneció a Aubin.
El documento está elaborado sobre papel europeo. Es un códice de tipo jurídico administrativo que refiere a los problemas de los pobladores de Huamuxtitlan, relativos a los pagos excesivos que tuvieron que dar a las autoridades civiles y eclesiásticas. Data del siglo XVI y está fechado el 3 del julio de 1585. Consta de 12 páginas en folio de las cuales ocho están en alfabeto latino y cuatro tienen pictograflías con textos nahuas. El documento formó parte de un proceso y está organizado de la siguiente manera: los tres primeros folios corresponden a un informe en caracteres latinos, le siguen cuatro folios con pictografías dispuestas en forma horizontal; debajo de ellas va una leyenda que expresa las cantidades de dinero que recibió el personaje en cuestión y estas leyendas están escritas en náhuatl. El resto de los folios están escritos en español. Para el texto en caracteres latinos así como también para las pictografías sólo se utilizó la tinta negra.
Este códice es la denuncia que hicieron las estancias sujetas a Huamuxtitlan, donde residían los indios agrupados en los calpulli o barrios, compuestos a su vez por la nobleza indígena y los macehuales, contra las autoridades civiles y religiosas sobre su actuación y los excesos a los que los indígenas habían sido sometidos. Para informar de esta situación ante la Audiencia se expuso, en forma sucinta, los gravámenes que las distintas autoridades locales habían impuesto durante su función, y la forma como administraban los bienes de las comunidades.
Un hecho que destaca, y que ha sido poco documentado, es la actuación de las autoridades indígenas durante el tiempo de su gestión. Las investigaciones recientes han analizado la documentación que registra los excesos de las autoridades españolas, sin embargo, son pocos los testimonios que nos permiten adentrarnos en la vida de las comunidades y a partir de sus propias expresiones conocer algunos de los abusos que se cometían en las regiones apartadas del centro de México.
De sobra es conocido el cambio que se dio en el sistema político-administrativo al instaurarse los cabildos indígenas y el impacto que tuvo en la organización social el desplazamiento del grupo dirigente, legitimado por las costumbres locales, a favor de autoridades electas bajo la supervisión de los alcaldes españoles y los religiosos. También se ha expuesto la ruptura de la estructura administrativa que trajo consigo el desorden en la recaudación del tributo, la implantación de nuevos gravámenes para la construcción de templos y obras públicas y los excesos a los que estuvieron expuestos los indígenas a lo largo del siglo XVI.
Los cabildos indígenas fueron evolucionando hacia formas híbridas en que se conjugó la antigua organización y el nuevo orden conllevando muchos cambios en el comportamiento de las autoridades. Uno de ellos fue el abuso en que incurrieron los funcionarios indígenas que, valiéndose de su cargo, impusieron nuevas contribuciones a los naturales. Las denuncias sobre esta situación fueron continuas y en la documentación colonial encontramos muchas quejas por parte de las comunidades, o bien a título personal. En el códice Huamuxtitlan se ejemplifica claramente la actividad ilícita de algunos miembros del cabildo indígena en la administración de los fondos comunitarios. Una de las quejas es, precisamente, la malversación de los fondos que a pesar de estar destinados a la compra de bienes requeridos por la comunidad, no se obtuvieron, sino que el dinero tuvo un destino desconocido.
De hecho, en las láminas del códice en el que se encuentran las pictografías se representa a los funcionarios que abusaron de su cargo. Están organizadas a partir de una imagen en la que se representa la figura de un personaje de medio cuerpo con el rostro de perfil. Cada personaje porta una indumentaria que puede ser una túnica, aunque también es posible que sea una vestimenta española, muy a la moda de los Habsburgo, característica por la gola. Tal indumentaria era un símbolo característico de la autoridad. Un solo personaje se dibujó con el ojo cerrado, pero no es seguro que esta figura remita a un personaje muerto, como suele característico en las convenciones de la gráfica indígena para los personajes con los ojos cerrados.
En la última lamina, a diferencia de las otras tres, los personajes se representan de cuerpo completo, aunque por estar sentados, el jubón alcanza a cubrirles las piernas. La mayoría tiene uno de los gestos más recurrentes en los códices, que se puede remontar a la tradición prehispánica (particularmente en los llamados códices mixtecos), esto es, la figura de un brazo con su mano en actitud de estar indicando -con el índice- algo, un señalamiento que quizás refiere a una disposición a la que se deben de someter los virtuales interlocutores, los indios calpules y macehuales no registrados en el códice, en la medida en que proviene de un acto de autoridad.
En las tres primeras láminas, los personajes están en el margen izquierdo y dispuesta horizontalmente se registró una cuenta de monedas. Sobre muchas de estas monedas se consignaron las cantidades que fueron objeto de esta denuncia a través del muy conocido elemento gráfico: una bandera.
Las monedas tienen la forma de un círculo irregular y la gran mayoría tienen dibujada en su interior una cruz. ¿A qué pudo valer esta moneda?
De acuerdo con los estudiosos del sistema monetario vigente durante el primer siglo de la Nueva España, la moneda más común era el tomín. El tomín es una moneda que equivalía a la octava parte del castellano y fue de uso común en la España del siglo XVI. Circuló en la Nueva España durante los primeros lustros de la colonia junto con otras monedas procedentes de la metrópoli, como el doblón, el ducado, el escudo o la corona, entre otras. En ese tiempo se admitieron como monedas las equivalencias en el peso y ley del metal cuyo valor correspondía al de las monedas mencionadas. De esta forma coexistieron el peso de oro, el peso de oro de minas, el peso de oro común, el peso de oro de tepuzque (de un metal que era la aleación de oro y cobre) y fracciones como el tomín de oro, el real de oro y el tomín y real de tepuzque, estos dos últimos equivalían a 34 maravedís (fracción del castellano).
En 1535 el Virrey Mendoza fundó la primera Casa de Moneda en México (fue la primera de América), con la recomendación de acuñar solamente monedas de plata y de cobre. La emisión de estas últimas funcionó en la práctica por poco tiempo, y por lo que se refiere a las monedas de plata, se troquelaron reales o tomines sencillos, de 2, de 4, y posteriormente de 8, así como de medio real.
En 1536 en Ordenanza de don Antonio de Mendoza se convino oficialmente la misma equivalencia, esto es, un real y tomín de plata eran 34 maravedís; por lo que el peso equivalía a 272 maravedís. Los tomines ya estaban vigentes durante el reinado de Carlos V y hacia 1570, ya bajo el gobierno de Felipe II, continuó la misma forma de estas monedas. Eran un círculo irregular en cuyo anverso se grabó el escudo de armas de la casa de Austria, coronado con la leyenda PHILLIPPUS II DEI GRATIA; en el reverso iba una cruz potenzada de brazos iguales dentro de un círculo, con las armas de Castilla entre los espacios, y la leyenda HISPANIARUM ET INDIARUM REX. En la composición de esta moneda destaca la cruz del reverso, a la que se le dio mayor realce que a la división, también en cruz, del escudo de Carlos V en las primeras monedas acuñadas en la Casa de Moneda de México.
Los pesos registrados en el códice de Huamuxtitlan van rematados por un numeral en forma de bandera, en náhuatl, pantli. Este elemento consta del dibujo de una asta vertical y del lienzo rectangular enmarcado a doble línea. Tiene el valor cempohualli, 'una cuenta completa' o 20 unidades simples, correspondientes al sistema de numeración vigesimal de origen prehispánico. En este códice se emplea el elemento gráfico pantli, 'bandera' para formar glifos de cuentas que remiten a las cantidades de monedas entregadas en exceso a las autoridades indígenas.
A groso modo, el desarrollo narrativo que el tlacuilo imprimió en el códice de Huamuxtitlan presenta una secuencia de hechos en la que cada evento responde a una exigencia legítima, dada la organización política y administrativa de Huamuxtitlan. Si se hubiera respetado el objeto al que estaba destinado el dinero, no habría habido ninguna razón para elaborar esta demanda, pero la malversación de estas cantidades hace que los lugareños se manifiesten y denuncien la falta de autorización de este gasto. Actualmente se consideran derramas este tipo de pagos exigidos indebidamente a las comunidades indígenas.
Se ha visto que el pago por la administración de los sacramentos debía ser voluntario. En cambio, el cura y las autoridades de Huamuxtitlan, se coludieron y exigieron cantidades y productos específicos para bautizar, confesar y administrar los otros sacramentos. Aparentemente eran los mismos indígenas quienes ofrecían de más, pero no se trataba de un excedente, ni era dado voluntariamente, sino que era exigido como limosna. Por ello es por lo que creemos que dicha contribución era lo que Gibson ha llamado derrama. Esta forma de tributo no autorizado, Gibson la definió como una práctica del clero que no se daba por satisfecho con el ingreso proporcionado por la comunidad, sino que obtenía derramas a la manera como lo hacían los encomenderos y corregidores. Valiéndose de su poder, los religiosos exigían cantidades extras para su mantenimiento durante sus visitas a las comunidades, o les cobraban excesivamente por pequeñas tareas. Como sucedió en 1560, cuando se elevaron los pagos del tributo y se fijó una parte de los fondos de la comunidad como residuos tributarios en las tesorerías locales, de donde deberían cubrirse los gastos de la comunidad y de los eclesiásticos. De vez en cuando se otorgaban partes de estos tributos a la iglesia para pagar los costos de la construcción de los templos. Si esto fue así para la región estudiada, supongo que además de pagar el tributo excesivo, los servicios para la construcción de los templos, el corregidor y el clérigo, los indígenas de Huamuxtitlan, tal como queda registrado en este códice, debieron pagar esta derrama.
En la sucesión de estos acontecimientos se fueron reconfigurando las relaciones de poder de los señoríos de la Montaña del actual Estado de Guerrero, si para la reconstrucción de su historia atendemos a la gran síntesis de los sucesos políticos y militares de los pueblos de la Montaña, registrada en la gran épica en el códice Azoyú. A partir de esta memoria queda claro que la historia regional de la montaña se ha inscrito en el acontecer general desde la incursión de los mexicas y las formas como sujetaron a estos señoríos. Pero a la distancia sabemos que esa incursión no fue la última, sino que fue tan sólo el inicio de la progresiva colonización de la montaña, una colonización de la que sólo sus habitantes sabrán defenderse.



Nombre

huamux 100 %




Número de láminas:4
Número de zonas:4
Número de elementos:7
Número de formas:4
Número de glifos:9
Número elementos de glifos: 18
Número de citas:7
Número de valores fónicos de los glifos:18
Número de palabras nuevas de los glifos:0
Número de palabras expresadas por une personaje, de los glifos:0
Número de palabras no-expresadas, de los glifos:0
Número de personajes:15
Número de elementos de los personajes:32
Número de citas de los personajes:7
Número de valores fónicos de los personajes:31
Número de palabras nuevas de los personajes:0
Número de palabras expresedas por glifos, de los personajes:0
Número de palabras no-expresedas, de los personajes:0
Número de palabras en el diccionario:9
Número de raíces en el diccionario:7
Número de traducciones en el diccionario:13