AMECAMECA

AMECAMECA

Diccionario de los elementos constitutivos de los glifos y personajes

Investigación: Tomás JALPA FLORES (BNAH-INAH)

Tratamiento de imágenes y datos: Rossana CERVANTES (INAH)
Voz: ALfredo RAMIREZ CELESTINO (DL-INAH)
Análisis lingüístico del vocabulario náhuatl: Carmen HERRERA (DL-INAH)

Nombre

Amecameca

Cédula de diligencias: pieza justificativa de un proceso sobre terrenos en litigio entre don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin y don Thomás de San Martín Quetzalmazatzin. Amecameca
(Cédula de diligencias. Piece justificative dŽun proces sur des terrains en litige entre plusiers village (Amecameca et autres).

Introducción
Disponemos de pocos documentos pictográficos para la región que en la época prehispánica integró el chalcayotl. Muchos fueron destruidos durante la conquista española y otros sustraídos de las poblaciones durante el siglo XIX. Tenemos noticias de la elaboración de textos que daban cuenta de la historia de los altepeme, los grupos gobernantes, sucesos militares y un sin fin de aspectos. (Bernal Díaz del Castillo: 1976: 303) Cada altepetl llevaba un registro pormenorizado de su historia. Es probable que cierto tipo de saber estuviera restringido a un grupo que tenía conocimiento de la representación sofisticada de la indumentaria de los dioses y sus atributos o los calendarios adivinatorios y rituales; probablemente dentro de este campo se encontraba la narración histórica y la producción literaria. (Chimalpáhin: 1998: VII: 113) Sin embargo, otro tipo de registros los podían elaborar los tlacuiloque que estuvieran familiarizados y conocieran las convenciones de la escritura indígena, y que auxiliaban en las labores administrativas en los altepeme para llevar el control del tributo, las tierras o los censos de población. (Chimalpáhin: VII: 183)
En cada altepetl existía un grupo encargado de hacer estos documentos. Entre los chalcas se menciona la etnia de los tlailotlaque (los regresados) dedicada este oficio. Se tienen datos que señalan que era un grupo procedente de la mixteca y, probablemente, llegó a la región antes del arribo de los grupos chichimeca. Durante la conquista del territorio fue desplazado de los principales centros de poder. (Chimalpáhin: 1998: VII: 13, 55). Ixtlilxochitl registró que una parcialidad salió de Chalco y se refugió en el Acolhuacan donde fue bien recibida. Asimismo, destaca sus habilidades como pintores y señala que: “todos eran artífices, especialmente en el arte de la pintura...consumados en el arte de pintar y hacer historias, más que en las demás artes”. (Ixtlilxochitl: 1985: I: 402) En el códice Xolotl se representan con su gentilicio, que consiste en una especie de herradura con huellas de pies para indicar un camino retornando; portan además el papel y pincel, instrumentos propios de los tlacuiloque. (Thouvenot: Códice Xolotl: lam.: 4, 5).
Cada altepetl contaba con un acervo documental que nos permite considerar la existencia de una tradición archivística (si podemos llamarle así a la reunión y acopio de fuentes locales para ese momento). Esta fue importante para la organización de los altepeme, pues recopilaba la memoria de los pueblos y servía para justificar a los grupos en el poder. Tenemos noticias de la existencia de diferentes tipos de documentos: historias, mapas, relación de tributarios, catastro de tierras e historias genealógicas. (Motolinía: 1979:2) La documentación se utilizó con diferentes propósitos: la producción histórica dio cuenta del origen y ascenso al poder de determinado grupo; fue uno de los instrumentos ideológicos que les permitió justificar su derecho a detentar el gobierno y el control sobre el territorio; los “mapas” y otros documentos jurídico administrativos les permitieron tener un mejor control de sus territorios, llevar un registro de las tierras ganadas o perdidas, sus características y producción (Torquemada: 1986: II: 546); las genealogías demostraban los derechos de los linajes para gobernar, sus vínculos con los dioses, sus antepasados y con otros grupos. Mediante estos registros se justificaba ciertos códigos y comportamientos reconocidos por el sector dominante para establecer alianzas matrimoniales o determinar la sucesión en el gobierno. En varias partes de su obra Chimalpáhin menciona la existencia de estos acervos documentales y la labor de los tlacuiloque, exaltando asimismo la labor que él realizó:

"Debes saber [también ] que yo, don Domingo de San Antón Muñon Cuauhtlehuanitzin Chimalpáhin, me puse a buscar a todos los que todavía ahora en nuestros tiempos conocían esos huehuetlatolli. Y, a fin de que no se pierdan ni se olviden, una vez más yo ahora los verifico, los renuevo y los pongo por escrito, una vez más yo los ordeno de acuerdo a como antiguamente se vivió y a como fueron las cosas..."(Chimalpáhin: 1998: VIII: 361)

Gracias a estos informes Chimalpáhin pudo escribir su obra, recurriendo a los documentos que guardaban algunos ancianos de Amecameca. En su obra se pueden apreciar las diferentes versiones de la construcción social y política del altepetl de Amecameca, en las que nos atrevemos a señalar que existen apreciaciones desde la perspectiva de totolimpanecas, tecuanipas, tlaylotlaque y tenancas.

"toda esta relación de la antigua vida se conformó en realidad hace mucho tiempo, y también hace tiempo que muchos de los legítimos antiguos y antiguas que conocían los huehuetlatolli los fueron poniendo y ordenando en los antiguos papeles de anales, donde pintaron y conservaron la que fue su antigua relación, la cual ... se preocuparon por certificar, como todo lo que llegaban a saber". (Chimalpáhin: 1998: VIII: 361, 363).

Para la época colonial tenemos noticias de numerosos documentos que fueron elaborados para cubrir las demandas y peticiones a la corona. Los frailes conocieron la existencia de la documentación y se apoyaron en ella para redactar sus crónicas, pero también para destacar aspectos particulares de cada región. Por ejemplo, en 1554 fray Domingo de la Anunciación informó de algunos documentos que se guardaban en la cabecera de Chimalhuacan:

"Acerca de lo tercero dicen los sobredichos y otros muchos, que ellos tienen sus pinturas de sus antigüedades y que porque son diferentes por tener otras muchas cosas en ella, que ellos están prestos para las presentar cada y cuando les fueren pedidas, y delante de mí han traído parte de las dichas pinturas, y es así como dicen." (Anunciación, en Cuevas: 1914: 238)

Estos datos nos permiten destacar varios aspectos que son importantes para acercarnos a la cultura de la sociedad indígena y su sistema de registro.
a) En primer lugar es importante recalcar que la sociedad indígena en el siglo XVI participaba de un interés común por registrar los principales acontecimientos, disponiendo de los materiales que tuvieran a su alcance: papel amatl, pieles, fibras de maguey, algodón o cerámica. Otra parte se perpetuaba mediante la tradición oral.
b) El registro de la memoria colectiva estaba en manos de un sector de la sociedad. Su grado de conocimiento dependía de las necesidades del tema registrado, por lo que, de acuerdo a los materiales que subsisten y los que se elaboraron en la época colonial, es posible pensar en una especialización dentro del grupo tlacuiloque.
c) La documentación generada abordaba los principales aspectos que preocupaban a la sociedad y que requería para su funcionamiento; de manera que no sólo el aspecto religioso era importante, sino que abarcaba un abanico de información de todo aquello que le competían a la sociedad para tener una buena administración: registro del tiempo, ciclos y cambios climatológicos, plagas, eventos fundacionales, genealogías, historias de los gobernantes, padrones de población, de tributo y de tierras. En este sentido, la obra de Chimalpáhin es un buen ejemplo para conocer cuáles eran los temas de interés para los pueblos.
d) el registro requería de códigos que fueran del conocimiento general, necesarios para establecer la comunicación, ya fuera entre grupos reducidos o en un amplio sector de la sociedad. Si existía una “escuela o una escritura de tradición chalca”, resulta irrelevante para los fines de este trabajo; lo que es importante destacar es que a través del manejo de los códigos comunes participaban de una cultura general que permitía establecer la comunicación y la difusión del saber. Gracias a esos elementos comunes es como fue posible acercarnos al documentos que aquí presentamos.

El documento
El documento estudiado es un ejemplo de la vasta documentación generada por la sociedad indígena con diferentes propósitos. Por el tema tratado se puede catalogar dentro de la documentación jurídico administrativa. Probablemente formaba parte de un expediente mayor que contenía información acerca del litigio entre los linajes de Amecameca. Desconocemos dónde se encontraba el documento, si estaba en manos de los naturales de Amecameca o formaba parte de los expedientes del Archivo del Virreinato; si perteneció a la Colección de Sigüenza o a la colección de Clavijero. Los primeros informes los proporciona Boban quien señala que fue adquirido por J. M. Aubin y formó parte de su colección. En 1891 Boban lo publicó en su obra Documents pour servir a l`histoire du mexique. Catalogue Raisonné de la collection de M.E. Eugene Goupil (Ancienne Collectin J.M. Aubin) y está registrado con el número 026. Actualmente se encuentra en el acervo de la Biblioteca Nacional de Francia con el número antes mencionado. Boban lo registró con el encabezado “Cédula de diligencias. Piece justificative dŽun proces sur des terrains en litige entre plusiers village (Amecameca et autres)”. Lo clasificó como cédula de diligencias apoyándose en la glosa que encabeza el documento, que transcribió como: “aberiguacion berdadera entre don Tomás (Thomas) y don Jnº Gzº (Juan Luis y senizo en Amequemecan” (sic) y que a la letra dice: “averiguación verdadera entre don Tomás y don Juan Sandoval y se hizo en Amecameca.” Considera que se trata de una cédula de diligencias, que era un despacho que se expedía por el consejo de la cámara, dando comisión a un juez para hacer alguna averiguación. En la presentación del documento Boban hizo comentarios generales describiendo algunos de los glifos y las glosas, en especial los topónimos, pero sin adentrarse a hacer la paleografía de las glosas mayores donde se especifica el asunto del documento. Solamente señaló que se trataba de un litigio entre diferentes pueblos, lo cual, como veremos más adelante no es así. Por su parte Glass lo incluyó en su catálogo sin prestarle mayor atención, incorporándolo en la sección de miscelánea, donde indica que es un documento que no se ha trabajado. Hasta la fecha no hay un estudio amplio del documento y es la primera vez que se hace.

Origen del documento
Por las glosas sabemos el lugar de origen del documento, la fecha en que se hizo y el asunto que trata. Procede de Amecameca, la fecha en que se elaboró fue en noviembre de 1537 y las anotaciones en grafía latina fueron hechas por Miguel Vilchis, signatario, como se puede constatar en las glosas de la parte inferior. Hay otro dato que nos permite datar el documento en ese año. En la sección derecha, abajo del glifo de Metepeque, la glosa dice: “Esto que se mandó entre don Juan y don Tomás agora se mandó que lo guarden. Fecho mes de noviembre de XXXVII, Helnando (sic) Loaisa (Loaysa)”
Es gracias a las glosas y a los informes de Chimalpáhin que podemos corroborar estos datos y precisar la fecha de su elaboración y el tema tratado. Chimalpáhin menciona que en 1537 inició el conflicto entre los hermanos Tomás de San Martín Quetzalmazatzin y Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin; pero además sabemos que en 1538 llegó a Amecameca el oidor Loaysa. que se encargó del asunto y dio resolución, como más adelante veremos. (Chimalpáhin 1998: I: 197, 199). Como es notorio, el documento combina los dos tipos de escritura: indígena y occidental. La participación de un tlacuilo y un intérprete en una fecha tan temprana muestra el papel que ambos funcionarios jugaron en la nueva sociedad, pero además los sistemas de comunicación utilizados para solucionar los conflictos. El documento es un ejemplo de la combinación de las dos escrituras y la manera en que se resolvieron los problemas de integración y comprensión de los discursos.
Conviene destacar algunos aspectos acerca de la elaboración del documento; es una propuesta que hago luego del análisis que realicé. Sin duda el documento indígena fue elaborado primero y después se hicieron las anotaciones en castellano, pues la grafía latina utilizó los espacios en blanco para hacer las anotaciones sin invadir el área que ocupan los glifos; se respetaron los glifos y cuando hubo necesidad de extender las glosas se cortaron las palabras para no invadir el espacio de la escritura indígena, esto se observa en la sección derecha, en la parte inferior en el glifo de Panoaya, donde las palabras se cortaron a fin de no sobreponerlas en la imagen.
Por otro lado, podemos señalar que el documento se elaboró luego de conocer el conflicto y darle resolución, de manera que no se llevó como documento probatorio en defensa de uno de los dos hermanos sino que fue el dictamen dado por el oidor y por lo tanto muestra la manera en que se distribuyó el territorio de Amecameca. En este sentido las glosas señalan los resultados. Para esto se utilizaron las frases “por averiguación” y enseguida los resultados. (Cédula, op. cit.). Glass puso en duda el origen del documento pero los informes y los glifos nos permiten aseverar que es un documento del centro de México y corresponde al área de Amecameca.

Descripción formal del documento: los trazos
De acuerdo con Boban, el documento está elaborado en papel de fibra de maguey, en color beige, cuyas dimensiones son: 45 x 45 cm. (Boban: 1891:I: 383-385) Se utilizó preferentemente la línea negra en diferentes grosores: una línea gruesa para dividir el documento en dos secciones; una más suave para el marco de las tierras, las secciones geométricas del topónimo de un mercado y el glifo de Panoayan; una mayor cantidad de tinta para rellenar las superficies, como por ejemplo el cabello de los personajes, las orejas y manchas de la piel de un felino, un frijol y las huellas. El achurado le sirvieron al tlacuilo para el volumen (vg. mecatl, piedras) y las texturas (por ejemplo en los remates de las telas, las plumas). La paleta se redujo a un mínimo de colores: el rojo en la cabeza del tecuani, una piedra y el elemento xahualli; el verde en un campo de huautli y el glifo que tiene la leyenda Tlalmanalco. Las imágenes mantienen una unidad estilística por lo que es posible pensar en una sola persona, encargada de su elaboración. Hay una simetría en la disposición de las imágenes; tanto los personajes como los glifos guardan la misma proporción por lo que es importante considerar la destreza del tlacuilo al disponer los glifos de manera que fuera comprensible la división. Para reforzar la relación entre ellos utilizó lazos gráficos que conectan los dos espacios.
En el manuscrito se incorporaron algunas glosas en español. Por el estilo y la forma de la caligrafía es probable que corresponda a tres autores. Debajo de las anotaciones se identificó la rúbrica del escribano Miguel Vilchez (sic) que son letras alargadas y extendidas; comprenden el mayor número de glosas y se encuentran en la parte superior de los topónimos y las anotaciones de la parte inferior; la del oidor Loaisa (sic) cuya letra es menuda y corresponde a la glosa que se ubica en la parte inferior del topónimo de Metepeque; la última, más pequeña y apretada, la localizamos en la sección derecha y se utilizó para señalar el nombre Tlalmanalco. Considero que se trata de otra mano porque la tinta es más fuerte y los trazos distintos.

El espacio
Se trata de una hoja de papel trabajada por ambos lados. En la parte recta se concentran el mayor número de glifos, mientras que en el reverso se ocupó solamente la mitad de la hoja. La parte recta tiene al centro una línea negra más gruesa, dispuesta verticalmente que divide el documento en dos secciones. La línea se ubica sobre un espacio vacío y sirve como eje para separar un conjunto de glifos que se distribuyen verticalmente a ambos lados; se utilizó para indicar y separar las tierras que disputaban los dos señores. La línea vertical es atravesada por cuatro líneas horizontales de trazo más suave, distribuidas paralelamente en espacios más o menos equidistantes. Se utilizaron para unir los glifos que se ubican en ambos lados con el fin de señalar determinado tipo de relaciones entre uno y otro dominio.

Los elementos
En la parte superior se encuentran cuatro personajes distribuidos en dos grupos. Los de la izquierda son más grandes que los de la derecha; todos están figurados de cuerpo entero, esbelto, vistos de perfil; tienen nariz larga y los ojos en forma de almendra, la boca semiabierta como si esbozaran una sonrisa; el pelo suelo, pero se aprecia que está peinado, y como adorno llevan un arete de forma circular. Se figuraron en posición sedente, descansando sobre un icpalli con los pies desnudos y los brazos cruzados, reposando sobre las rodillas. Su indumentaria consiste aparentemente en huipil y quechquemitl, que denotan una posición social. Boban consideró que se trataba de mujeres.(Boban: 1891:I: 383-385) A primera vista, las representaciones pueden considerarse como tales. Sin embargo, las glosas señalan que se trata de don Juan y don Thomas. En este sentido hay varios elementos que siembran la duda e invitan a la discusión.
La indumentaria es el elemento que siembra la duda del género de los personajes y fue lo que motivó a decir a Boban que se trataba de mujeres. Aparentemente son dos piezas que pueden distinguirse porque sus extremos están bordados, sin embargo, no se trata de un huipil y un quechquemitl, sino que, como bien lo señala Carmen Herrera, puede tratarse de una sola pieza que representa la tilma larga, enredada en las piernas y uno de sus extremos les sirve para envolver los brazos. De acuerdo con estos argumentos considero que se trata de hombres, tal y como no lo indica la glosa.
El pelo es otro elemento a considerar. La típica representación femenina mexica es con el pelo trenzado o enredado hacia arriba formando dos mazos levantados en los extremos del rostro; en los códices mixtecos se figuran con el pelo atado trenzado y colocado en la parte superior de la cabeza. Pero no constituye una regla, ya que en los mismos encontramos mujeres con el pelo suelto; en el Nuttal tenemos varios ejemplos; para el centro de México en el códice Xolotl también encontramos este tipo de representaciones (lam. 2); otros las tenemos en el Mapa de Cuauhtinchan 2: por ejemplo las mujeres sacrificadas y dos sacerdotizas. Estos elementos no son suficientes para suponer que se trata de representaciones femeninas. Me inclino más a pensar que son representaciones masculinas, considerando los siguientes aspectos: en las figuraciones masculinas es más común encontrar el pelo suelto; un cierto tipo de corte, que llegaba debajo de los hombros, era utilizado para los jóvenes, mientras que el pelo largo atado lo utilizaban los principales; sin embargo también encontramos representaciones de adultos con el pelo suelto. Si las imágenes evocaran representaciones fidedignas no pueden estar representando jóvenes, pues tenemos algunos datos que nos permiten conocer la edad de los personajes representados. Si consideramos la fecha de elaboración del documento (1537) y el año del nacimiento de don Tomás de San Martín Quetzalmazatzin (1492), de acuerdo con los datos de Chimalpahin, se trataba de un adulto de 45 años; lo mismo que su hermano que tenía menos años que él; por lo tanto descartamos la posibilidad de que puedan ser representaciones de personas jóvenes. (Chimalpahin I: 287) Otro elemento que nos sirve para apoyar la hipótesis que se trata de hombres son los icpalli, pero sobre todo la posición de los brazos. Esta es una posición que se utilizó mucho en los códices mixtecos y está vinculada con la imagen masculina, de acuerdo a los estudios realizados por Rossana Cervantes; son símbolos y expresiones de autoridad.
Si consideramos su postura son muy semejantes a las mujeres figuradas en los códices mixtecos, que aparecen en posición sedente, descansando en su icpalli. Esto nos inclinaría a pensar en la influencia de la tradición mixteca en la elaboración del documento; lo cual podría ser, ya que, como mencioné arriba, los chalca participaron de esta tradición por influencia del grupo tlaylotlaque. Por otro lado debemos considerar que en la gráfica del centro de México las mujeres no se representan sentadas; por lo común se figuran en cuclillas y, generalmente, el asiento es un elemento vinculado con el hombre y es símbolo de poder. De manera que la posición de los personajes no puede ser indicador para saber si se trata de hombres o mujeres.
Los cuatro personajes llevan su antropónimo unidos con un lazo gráfico; tres de ellos lo tienen en la parte posterior, mientras que uno lo lleva en la parte superior. Los de la izquierda miran hacia la derecha y los otros en dirección opuesta, con la idea de diálogo o confrontación. El primero de la sección izquierda lleva un glifo con unas hojas de maíz de las que sale un fruto cuya la lectura puede ser xilotl, centli o elotl. El segundo tiene como antropónimo la cabeza de un animal visto de frente. Por las orejas y el hocico es posible pensar en cualquier fiera montaraz; Boban consideró que se trataba de un cuetlachtli (lobo), sin embargo, por la glosa y su asociación con el siguiente glifo y el contexto histórico, se refiere a un tecuani, que visto de frente permitiría hacer la lectura Tecuanxayacatzin. Es importante destacar que son pocas las representaciones de frente que tenemos en la documentación prehispánica, pero esto no quiere decir que fueran casos excepcionales; se manejaba de acuerdo a las necesidades; en este caso se utilizó la figura de frente para hacer la lectura xayacatl, de manera que la representación de frente no solamente era empleada para referirse a los seres inanimados sino que se utilizaba para destacar ciertos valores fónicos. Frente a los dos personajes se encuentra un topónimo compuesto por un cerro con la cabeza de un ocelote. Está representado de perfil y tiene la piel del rostro con manchas y las orejas con barras negras horizontales que no dejan lugar a duda. Arriba está la glosa: A don Juan Tecuanipa.
En el extremo derecho se encuentra la otra pareja; el primero con un antropónimo compuesto por la cabeza de un venado visto de perfil y cuatro plumas de quetzal que da la lectura Quetzalmazatzin; el segundo con un círculo con el interior dividido en cuatro secciones representando un chimalli, aunque Bobán consideró que se trataba de un malacatl. Frente a ello se encuentra un topónimo compuesto por tres alfardas colocadas sobre una barra horizontal y en la parte superior la glosa “don Thomas Tenango.
En la parte media se encuentra una glosa con la siguiente indicación: "averiguación verdadera entre don Thomas y don Juan Sandoval y se hizo en Amequemeca.".
En cada sección se colocaron cuatro glifos con el nombre de los lugares que fueron asignados a cada señor y catorce rectángulos con glifos que indican el nombre de las tierras asignadas. Los glifos corresponden a los sitios donde se ubicaban las tierras en disputa. La sección izquierda la encabeza Tecuanipan, Atlaotle (Atlautla), Quautlalpa (Huatlalpa) y Tetipa (Teticpa). La sección derecha inicia con Tenango, Metepeque (Metepec), Mecacan y Ayanca o Tlalmanalco. En la parte inferior derecha se ubica el topónimo de Panoayan. Estos glifos ocupan la parte central y sirven como referente espacial para indicar el territorio dónde se encontraban los pueblos y las tierras que demandaban los dos señores. Las tierras se representan en ambos extremos y se figuran mediante el sistema de representación tradicional, consistente en un cuadrado o rectángulo con un glifo en el interior para indicar el nombre de las tierras.
Las anotaciones aclaran la estructura del documento y permiten explicar que el conjunto de tierras agrupadas en los extremos, 14 por cada lado, corresponden a las tierras de los cuatro pueblos cuyos topónimos se encuentran en la parte central, quizás sin incluir las de Panoayan. Las líneas horizontales que unen los topónimos establecen una relación importante. Por ejemplo la línea que une Tecuanipan y Tenanco sirve para indicar dos tlahtocayotl que integraban el altepetl de Amecameca y que fueron repartidos entre los dos hermanos. Los pueblos siguientes eran unidades menores. Por ejemplo Atlautla fue un tlahtocayotl dependiente de Amecameca pero situado en los límites con el altepetl de Chimalhuacan. A la llegada de los españoles estaba sujeto a Tenanco. Entre los asentamientos que le pertenecían se encontraba Metepec, Quautlapa y Teticpa. En el documento se une con una línea que establece esta relación.
En el reverso de la hoja se utilizó solamente la mitad donde se representó por medio una retícula cuatro rectángulos que indican tierras. Dos de ellos tienen unos glifos diseñados a base de formas rectangulares con la superficie rayada y en los extremos líneas perpendiculares que simulan mecates para amarrar las cargas que contienen maíz que indican el producto que se obtenía de dichas sementeras. En suma. Lo que se registró en este documento fue la disputa entre dos linajes de Amecameca y la forma en que se distribuyó el territorio y los macehuales entre don Juan Tecuanxayacatzin y don Tomás Quetzalmazatzin.

El escenario
El documento, como lo señalé arriba, corresponde al área de Amecameca, una de las cuatro divisiones del chalcayotl. En la época prehispánica el altepetl de Amecameca comprendía cuatro divisiones conocidas como tlahtocayotl, que eran: Itztlacozauhcan, Tzacualtitlan Tenanco, Tecuanipan, y Panoayan. (Chimalpáhin: 1998: 1: 263, 265). Más tarde el tlahtocayotl de Iztlacozauhcan se dividió para dar origen al de Tlaylotlacan y así integrar las cinco divisiones que existían a la llegada de los españoles. En la práctica Iztlacozauhcan y Tlaylotlacan se manejaron como un tlahtocayotl dual. A su vez cada tlahtocayotl tenía subdivisiones, unidades menores que estaban vinculadas por lazos de parentesco o vínculos étnicos. Los tlahtocayotl estaban encabezados por un linaje que detentaba el gobierno y ostentaba un título asociado con su jerarquía y sus actividades.
De todos los linajes del altepetl predominaba el de los totolimpaneca. Los señores de este lugar ostentaban el título de Chichimeca teuhtli, cargo de mayor rango en la sociedad chalca. Los otros linajes eran el de los tenanca teotlixca, tecuanipa, tlaylotlaque y poyauhteca. Todos estaban subordinados al linaje totolimpaneca por lo que el tlahtocayotl de Iztlacozauhcan era el centro de poder por excelencia; encargado de asignar los títulos a los señores, confirmar las sucesiones, distribuir las tierras etcétera. Los linajes de los cinco tlahtocayotl estaban emparentados y a través de las alianzas matrimoniales obtuvieron tierras en la región, concedidas por los chichimeca totolimpaneca. En el siglo XV los mexicas conquistaron la región y establecieron vínculos con las casas gobernantes; los lazos de parentesco permitieron que los descendientes, ligados al sector mexica, asumieran el gobierno, de manera que a fines el siglo XV la mayor parte de los tlahtocayotl habían sufridos una reestructuración en su organización política. Sin embargo, la estructura político administrativa se mantuvo intacta; esto es, subsistió división del altepetl en cinco unidades, con Iztlacozauhcan a la cabeza y cada tlahtocayotl mantuvo sus unidades dependientes. (Jalpa: 2005: 200-218)
Como podemos apreciar, el documento corresponde a la cabecera de Amecameca pues los sitios que se indican son Tecuanipan, Tenango y Panoayan. No se menciona Iztlacozauhcan ni Tlaylotlacan puesto que estos no estaban en disputa y eran las sedes gobernadas por ambos señores que demandaban las tierras y los macehuales de los tres sitios anteriores.

El signatario
En las glosas se pudo leer la firma de Miguel Vilchis, encargado de hacer las anotaciones de la resolución dada por el oidor Loaysa. Es probable que Miguel Vilchis formara parte de este sector de la sociedad española que cumplía con la función de escribano y que participó en las comunidades, traduciendo o haciendo anotaciones en los documentos pictóricos. Podemos aseverar que la familia permaneció en la región pues tenemos noticias de los sucesores. El apellido Vilchis se registra en la región en la primera mitad del siglo XVI, por referencias indirectas sabemos que algunos miembros de esa familia poseían tierras en el área de Tlalmanalco y Amecameca.(Jalpa: 1989: anexo) En el siglo XVII la familia Vilchis había ampliado sus posesiones en estos lugares. Por ejemplo, en 1644 Juan Vilchis adquirió en Tlalmanalco una hacienda de labor y un molino. (AGN, Mercedes, vol. 24,f.103; vol. 25, f. 155v.; vol. 30, f. 19v.; vol. 31, f. 113v, 158, 159; vol. 32, f. 24v., Tierras, vol. 65, exp. 2, f. 51.) En ese lugar era miembro de la Cofradía del Santísimo Sacramento a la que entregó los réditos del molino. (AGN, Bienes Nacionales, leg. 218, exp. 10 a, f. 95, 95 v). Formar parte de estas instituciones piadosas le confería a la gente poder y prestigio a nivel local por lo que es posible pensar en el rol de dicho personaje en la vida política local. Sabemos que mantenía una estrecha relación con la elite indígena. Por ejemplo, en Tlalmanalco tenía amistad y negocios con el caciques, Juan de Galicia (AGN, Tierras, vol. 1768, exp. 1, f. 102) Así como él, varios funcionarios españoles se beneficiaron de su contacto con las comunidades y la nobleza indígena; gracias a sus relaciones pudieron obtener tierras en arrendamiento, compra o beneficiarlas bajo otras modalidades. El caso de la familia Vilchis es sólo un ejemplo de esta interrelación y el papel que jugaron participando en la política local. Si atendemos a la grafía del documento podemos señalar que Miguel Vilchis era una persona adiestrada y conocedora del castellano; los trazos permiten destacar que como amanuense era conocedor de su oficio. Desconocemos si comprendía el nahuatl, pero por lo menos las glosas de los glifos se apegan al sentido de la escritura indígena.

El tema del documento
El documento se hizo como respuesta a un conflicto entre dos hermanos originarios de Amecameca que se disputaban el poder y el dominio de los tlahtocayotl de ese altepetl. El conflicto tuvo gran impacto a nivel regional y lo conocieron los señores de las otras cabeceras, debido a la importancia de Amecameca en la política local. Salió de la órbita regional y llegó a conocimiento de las autoridades virreinales que intentaron por diferentes medios resolverlos enviando a los funcionarios pertinentes. Todo inició cuando Cortés designó a don Tomás de San Martín Quetzalmazatzin como tlahtoani de Iztlacozauhcan, interrumpiendo la sucesión de los linajes legítimos. En 1522 don Tomás se hizo cargo del gobierno de Amecameca y lo ocupó hasta su muerte en 1547. Durante su mandato realizó varios cambios en el gobierno y la sucesión de los gobiernos locales, lo cual creó un ambiente tenso, enemistándose con los principales de la cabecera y provocando la inconformidad general entre la población.
El problema se agudizó hacia 1535, debido al conflicto con su hermano, don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin. Para entonces el gobierno estaba en manos de don Tomás de San Martín Quetzalmazatzin, que ostentaba el título de Chichimecateutli, y su hermano don Juan de Sandoval de Tecuanxayacatzin tenía el título de teohua teuctli. El primero asumió el poder en Itztlacozauhcan, que era el tlahtocayotl que encabezaba el altepetl de Amecameca, mientras que don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin se hizo cargo del tlahtocayotl de Tlailotlacan. Los hermanos habían auxiliado a Cortés durante la conquista de México Tenochtitlan y merced a ésta ayuda fueron instalados en el gobierno de Amecameca, destituyendo a los herederos naturales (Chimalpáhin: I: 415).Sin embargo, hacia 1537 don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin se enfrentó a su hermano y pretendía asumir el poder y suprimir las otras sedes de gobierno del altepetl. Chimalpáhin relata el conflicto en los siguientes términos:

"Entonces no estuvo bien que se enfrentaran los dos tlatoque don Tomás de San Martín Quetzalmazatzin Chichimecateuctli, tlatohuani de Itztlacozauhcan Amaquemecan, y su hermano menor don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin Teohuateuctli, tlatohuani de Tlailotlacan; en particular, don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin era bastante soberbio, quería poner muy en alto su honor, y se burlaba de su hermano mayor don Tomás de San Martín Quetzalmazatzin. Pretendía don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin que todos los tlazopipiltin de los tres tlayácatl de Tzacualtitlan Tenanco, de Tecuanipan y de Panohuayan reconocieran a su tecpan de Tlailotlacan y que los macehuales (respectivos) allá le sirvieran, y (,además,) que nadie reconociera al tecpan del tlatohuani don Tomás de San Martín Quetzalmazatzin que estaba en Itztlacozauhcan. Quería tener consigo a los principales de los dichos tres tlayácatl y a los macehuales (respectivos) para que les sirvieran; (y en la práctica) estaba suprimiendo los tres tlatocáyotl de Tzacualtitlan Tenanco, de Tecuanipan y de Panohuayan, pues no les permitía tener tlatoque, no obstante que allí había tlatocapipiltin" (Chimalpáhin, II: 193-195)

El conflicto se inscribe en una problemática general que ocurría en el centro de México y que afectaba a los linajes indígenas. Recordemos que dos años antes había llegado a la Nueva España el virrey Antonio de Mendoza para sustituir a don Sebastián Ramírez de Fuenleal y, entre las acciones inmediatas que llevó a cabo destacó el nombramiento de jueces y gobernadores para resolver los pleitos generados por la sucesión en los cacicazgos. (Chimalpáhin: II: 193). El conflicto entre los hermanos llegó a oídos del virrey quien encomendó al oidor Loaysa llevar a cabo la averiguación y hacer las correspondientes diligencias para resolverlo. Suponemos que el oidor se trasladó a Amecameca entre octubre y noviembre de 1537 para atender el asunto. Se auxilió de un tlacuilo de la región, que elaboró el documento, y con la ayuda del escribano Miguel Vilchez (Vilchis) hizo las anotaciones correspondientes para asentar los resultados. Como lo señalé arriba, gran parte de las anotaciones corresponden a Miguel Vilchez, quien estampó su firma en éstas. Solamente en una se encuentra el nombre y la rúbrica del oidor. En el documento se anotaron los acuerdos, de los cuales algunos fueron registrados por Chimalpáhin en sus anales, quien seguramente tuvo noticias del documento y lo conoció pues asienta que:

Un año después (7 tochtli, 1538) "En este año el oidor Loaysa repartió a los macehuales de Amequemecan, escribiendo de su puño y letra (los documentos) a fin de que don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin gobernara a los de Tlailotlacan; los tlailotacas pertenecían a Iztlacozauhcan, y formaban con ellos una unidad, no obstante que había dos tlatocáyotl". (Chimalpáhin: II: 197)

No conocemos el nombre del tlacuilo, pero podemos señalar que el documento se realizó una vez que se hizo el arreglo entre los dos hermanos. Para hacer comprensible el acuerdo, el tlacuilo dividió el documento en dos secciones separándolo por una línea vertical gruesa que dividía los cuatro pueblos correspondientes a cada hermano. Arriba de cada topónimo se colocó una leyenda que comprende el nombre de cada uno de los litigantes y el nombre del “sitio”, con la leyenda: a don Juan y enseguida el nombre de cada lugar: Tecuanipa, Atlaotle (Atlautla), Quautlapa (Huatlapa) y Tetipa (Teticpa). En la parte baja de la sección izquierda Miguel Vilchis anotó: “Por averiguación de don Thomas y su hermano don Juan en XXVII de noviembre de 1537 años (cupieron a don Juan los cuatro pueblos de (suso) contenidos . Pasó Ante mí Miguel Vilchies (sic)”
En la sección derecha se indicaron los pueblos pertenecientes a don Thomas que comprendían Tenango, Metepeque, Mecacan y Aguaca o Yaguaca (Tlalmanalco) y en la parte final se anotó: “Estos otros cuatro pueblos de su poder quedaron con Thomas por aver (gozado) de su hermano don Juan en el mismo día mes y año sobre dicho. (Signatario) Miguel Vilchez.”
Los tlahtocayotl en disputa eran Tecuanipa, Tzacualtitlan Tenanco y Panoayan. El oidor resolvió que Tecuanipan quedara en manos de don Juan mientras que Tenanco en posesión de don Tomás. En tanto Panoayan se dividió entre los dos. Así se asienta en la glosa que está cerca del glifo de Panoayan que a la letra dice: “Este pueblo Panoaya partieron entre (ambos) los (macehuales) finalmente los partieron a cada uno de ellos dando cuatro pueblos y medio y así finalizaron sus pleytos. Miguel Vilchiez. (sic)

Los protagonistas: Don Tomás de San Martín Quetzalmazatzin.
Pero ¿Quiénes eran los hermanos y cuál fue su papel en el gobierno de Amecameca? Don Tomás de San Martín Quetzalmazatzin era descendiente de los antiguos linajes que gobernaban Tlailotlacan y descendían del linaje principal de Iztlacozauhcan. Sus ancestros eran los siguientes: En 1407 el tlahtoani de Iztlacozauhcan era Huehue Quetzalmazatzin que huyó a Acahualtzinco debido a que fue denunciado por los guardianes de troje impuestos por los mexica. (Chimalpáhin: 1998: I:227, 229). Dejó en Amecameca a su mujer e hijo Cohuazacatzin. En 1410 murió Huehue Quetzalmazatzin y le sucedió Ayocuatzin (Chimalpáhin: 1998:I:235) que fue depuesto luego de la conquista mexica. En 1469 le sucedió Quetzalpoyomatzin, hijo de Huehue Quetzalmazatzin. Hacia 1486 Tizoc reinstaló a varios señores de Chalco. En Iztlacozauhcan colocó a Toyaotzin con el título de chichimeca teuhtli.(Chimalpalhin: 1998:11: 121) A la llegada de los españoles la sucesión de este lugar había recaído en don Hernando Cortés Cihuailacatzin, a quien conoció Cortés. No pudo hacerse cargo del cacicazgo porque era menor de edad. Don Tomás de San Martín Quetzalmazatzin asumió el mando, pero no se atrevió a matar al heredero pues Hernán Cortés lo había reconocido. En ese lapso, don Tomás y su hermano ejercieron el control del gobierno en Amecameca y pretendieron suprimir los otros tlahtocayotl. Don Tomás tenía varias esposas procedentes de los linajes locales, y estaba emparentado con otros linajes de la cuenca y la trasmontaña. Cuando los franciscanos lo conminaron a que desposara una, eligió a Chimalmatzin, noble de Itzcahuacan Tlalmanalco. Con ella procreó a don Gregorio de los Angeles.
Don Tomás gobernó de 1523 hasta su muerte, acaecida en 1547. Durante todo el siglo XVI el cacicazgo estuvo en manos de la familia de don Tomás. Se sucedieron en el cargo sus hijos y cuando estos no dejaron descendencia, el cacicazgo volvió a manos de sus tíos. Después de la muerte de don Tomás, le sucedió en el cacicazgo de Iztlacozauhcan don Juan de Santo Domingo de Mendoza Tlacaeletzin, quien estuvo a cargo durante quince años (1548-1563). Luego regresó a manos de su hijo mayor, don Gregorio de los Angeles Tepoctliyacatzin (1564-1580). (Chimalpáhin: II: 165, 181, 203, 215, 221, 253, 255, 267, 333.) Al morir lo heredó su hijo don Tomás de Villavicencio “chichimecateuhtli” (el joven), quien estuvo a cargo del cacicazgo por cinco años. Al morir don Tomás y no dejar sucesores, los naturales pidieron se nombrara un nuevo cacique y decidieron que asumiera el cacicazgo otro hijo de don Tomás de San Martín Quetzalmazatzin: don Juan Maldonado Mihizahuitzin (1591-) (AGN, Indios, vol. 3, f. 101v.)
Además del cacicazgo de Iztlacozauhcan don Tomás se hizo cargo de Tzacualtitlan Tenanco. Este cacicazgo era el segundo en importancia en la organización del altepetl de Amecameca. Los herederos fueron los sucesores de Cuautlehuanitzin, quien había abandonado el señorío después de la conquista mexica, refugiándose en Huexotzingo. A la llegada de los españoles, el cacicazgo estaba en manos de las familias restauradas por Ahuizotl. En Tzacualtitlan sobrevivían cinco nietos de Cuautlehuanitzin, pero los hermanos intentaron suprimir el tlahtocayotl y asesinaron a dos de los sucesores. Sobrevivieron Ahuilatzin, don Diego Hernández Moxochintzetzelohuatzin y don Francisco Cuetzpalzin, tlaylotlateuhtli. Luego de la resolución del oidor Loaysa Don Tomás se hizo cargo del cacicazgo hasta 1547. Años después, cuando el juez de Xochimilco llegó para restaurar a los señores, se propuso a uno de los sucesores legítimos para que asumiera el cacicazgo. Pero ninguno aceptó, pues a cambio de mantenerse al margen del gobierno seguían recibiendo los privilegios como caciques en su barrio, consistentes en tributos en especie y mano de obra para trabajar sus tierras.
Entonces el cacicazgo pasó a manos de don José del Castillo Ecaxoxouhqui. Don José del Castillo fue hijo de Huehue Yotzintli, hermano de don Tomás de San Martín. Estaba casado con Catalina Chimalmatzin, noble de Itzcahuacan Tlalmanalco, de la que ya hemos hablado. Al morir su hermano, don Tomás desposó a doña Catalina. De manera que a mediados del siglo XVI dos de los cacicazgos estaban en manos de la familia de don Tomás de San Martín: Iztlacozauhcan y Tzacualtitlan Tenango. Merced a esta unión incorporó tierras de estos lugares además de las del señorío de Itzcahuacan en Tlalmanalco. (Jalpa: 2005:243)

Don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin
Don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin, hermano menor de don Tomás de San Martín Quetzalmazatzin, era una persona instruida que conocía el oficio de los tlacuiloque pues sabemos que dejó algunos testimonios sobre la historia de su cacicazgo e informes sobre la genealogía de Tecuanipa. (Chimalpáhin: I: 353) Junto con su hermano, y con el apoyo de Cortés, asumió el poder del altepetl de Amecameca haciéndose cargo de Tlalylotlacan, la sede dual de Iztlacozauhcan y ostentó el título de teohua teuctli.
Los hermanos procedían del matrimonio del jefe militar Cacamatzin, casado con Tlacocihuatzin, noble de Tlaylotlacan. Obtuvieron el tlahtocayotl por línea materna, y se vieron favorecidos por Cortés gracias al apoyo que le brindaron: Don Juan de Sandoval participó en el ataque a Tenochtitlan; más tarde uno de sus hijos se incorporó a las huestes que combatieron en la guerra del Mixtón.
Después de la conquista de Tenochtitlan los hermanos buscaron el apoyo de Cortés para asumir el mando en el altepetl de Amecameca. Los principales de Amecameca aceptaron que don Tomás se hiciera cargo del gobierno de Iztlacozauhcan, y éste designó a su hermano en el gobierno de Tlaylotlacan. Al asumir el poder de la sede principal, los dos hermanos controlaron por más de dos décadas el gobierno de Amecameca y trataron de suprimir los linajes de las otras divisiones. Don Juan de Sandoval se casó con una hija del señor de Cuautlapechco y de su unión nació don Juan Bautista Sandoval Toyaotzin, que más tarde ocupó el puesto de fiscal.
A partir de 1525 don Juan de Sandoval asumió el gobierno de Tlaylotlacan. Su mandato estuvo marcado por un trato intolerante hacia los macehuales y principales. Intentó suprimir el gobierno de los tlahtocayotl de Tzacualtitlan Tenanco, Tecuanipan y Panoayan. A esto se agregó el conflicto con su hermano, con quien entabló un largo litigio y trató de quitarle los macehuales de estos lugares. Don Juan de Sandoval se enemistó con los principales de la cabecera. En 1537 los principales se levantaron contra él y lo destituyeron. Para acabar con el pleito el virrey envió al oidor Loaysa, quien aplicó una medida salomónica repartiendo los macehuales entre los dos hermanos. A don Juan le tocaron los naturales de Tlaylotlacan, el tlahtocayotl de Tecuanipan y la mitad de tributarios de Panoayan.
Después de la visita del oidor Loaysa los conflictos no pararon ahí; la enemistad de los hermanos aumentó con la presencia de las órdenes mendicantes: franciscanos y dominicos aprovecharon la situación para buscar apoyo de una de las partes: los franciscanos estaban del lado de don Tomás mientras que los dominicos apoyaban a don Juan. Cada orden atacaba el trabajo evangelizador de la otra parte y pretendía expulsarla de su área de evangelización. Este conflicto desencadenó la lucha por el poder y las noticias llegaron a la ciudad de México. En 1540, tres años después de la resolución que diera el oidor Loaysa, los principales de Tlaylotlacan, ante los excesos de don Juan volvieron a denunciarlo e iniciaron el proceso contra él. (Chimalpahin: II: 199). Al año siguiente los denunciantes tuvieron que huir para evitar represalias. El conflicto se agudizó y en l546 el virrey envió al juez de Xochimilco don Andrés Santiago Xochitotzin para poner orden y arreglar el problema de la sucesión en los cacicazgos. (Chimalpáhin: II: 203) El juez llevaba la orden de reinstalar el poder en los cinco tlahtocayotl, asunto que llevó a cabo en medio de grandes tensiones. El juez hizo algunos ajustes. A don Juan de Sandoval le asignó el cacicazgo de Tlaylotlacan y cedió a sus exigencias, aceptando que su hijo, Juan Bautista Sandoval Toyaotzin ocupara el puesto en el cacicazgo de Tecuanipa. (Chimalpáhin, 1998: 1: 415; II: 135, 157, 161, 169, 171, 195, 197, 199, 201, 203, 213, 221). La resolución se dio en 1547. Al año siguiente murió don Tomás de manera que don Juan se hizo cargo del gobierno de Amecameca hasta su muerte en 1565. (Chimalpáhin: II: 219).
De 1547 a 1565 ocurrieron varios sucesos que es importante destacar para entender la actitud de don Juan y el poder que tenía en la región. En 1548 se restituyeron los señores de Amecameca; en 1550 llegaron los dominicos para instalarse definitivamente allí; iban encabezados por fray Francisco de Loaysa, que había sido oidor y favoreció la causa de don Juan. El fraile se instaló en la iglesia de San Juan evangelista Tlaylotlacan (Chimalpáhin: II: 205); en 1560 se registra un cambio importante en el sistema de gobierno. Chimalpáhin indica que inició la gobernación en Amecameca, el primer gobernador fue don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin. Cuando asumió el gobierno trató de hacer varios cambios. Determinó que no hubiera más iglesias y mandó derribar tres que había en San Juan Bautista Tecuanipan, Santiago Tenango y San mateo Panoaya. (AGN, Mercedes, vol.7, f. 334). Hubo varios levantamientos y tres años después el conflicto con los señores de Amecameca se agudizó y éstos lo acusaron en México llevándolo a la cárcel.
Cuenta Chimalpáhin que en 1563:
"los teopantlaca acusaron a don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin.. y por su mandato lo encerraron en la [cárcel de] corte de México. [En adelante] ya no se le tomó en cuenta, y nunca antes se había visto una cosa semejante, pues nadie se atrevía a menospreciar a un tlahtohuani; después de haber estado preso, salió mediante una fianza, y luego los teopantlacas amequemecas regresaron [a su ciudad]." (Chimalpáhin: 1998: II: 215)

Como destaca Chimalpahin, la acción causó sorpresa entre la nobleza y la población, fue la primera vez que un tlahtoani era tratado como tal debido a sus excesos A pesar de esta represalia en su contra, no se le quitaron sus privilegios. Al año siguiente regresó, y aunque se le separó del gobierno, continuó a cargo del cacicazgo recibiendo los beneficios correspondientes. En 1565 murió; con él concluyó un ciclo de gobierno indígena y el protagonismo de la nobleza indígena. Le sucedió en el cacicazgo su hijo don Juan Bautista Sandoval Toyaotzin que siguió la misma política de su padre.
Además del gobierno de Tlaylotlacan don Juan de Sandoval Tecuanxayacatzin se adjudicó el tlahtocayotl de Tecuanipa. Esta parcialidad era importante por varios motivos. Entre otros podemos señalar el control que ejercía sobre los bosques y el valle. En la época prehispánica existían dos sedes importantes: Tecuanipan Pochtlan y Tecuanipan Huixtoco. De estos derivaron varias subdivisiones: Cuautlapechco, Chimalpa y Tzompahuacan. Cada una tenía un linaje subordinado al linaje de Pochtlan, que era el que encabezaba el gobierno. A la llegada de los españoles los caciques de estos lugares eran Miccacaltzin y Xonecuiltzin: “señores que fueron de los chichimecos de Tecuanipan de quienes han descendido muchas criaturas de Tecuanipan, o familias”. (Chimalpáhin: 1998:I: 163-165, 281, 307, 341, 349, 355, 359; II: 121, 125, 171, 215, 275-277; Barlow, Robert H. “Documentos de la zona de Chalco y Amecameca (1560-1702), Tlalocan, vol. IV, No. 3, 1963, p. 251.)
Entre 1522 y 1548 el cacicazgo estuvo sin sucesores dado que los hermanos intentaron suprimirlo. En 1548 don Juan de Sandoval designó a su hijo, don Juan Bautista Sandoval Toyaotzin, para administrarlo. Lo tuvo a su cargo durante ocho años pero fue destituido en 1555 por asesinar a su esposa. (Chimalpáhin: 1998: l: 425, II: 203, 209, 213, 221, 245.)
A la destitución de don Juan Bautista, el cacicazgo fue disputado por dos familias. La de don Agustín Bautista Cuetlachihuitzin, y la de don Miguel Bautista de Gaona. Al principio el cacicazgo estuvo en manos de la familia Cuetlachihuitzin, perteneciente a uno de los antiguos linajes que dirigieron al grupo a su arribo a Chalco. En 1573 le sucedió a don Agustín Bautista Cuetlachihuitzin su hijo don Pablo de Santa María Cuitlaquimichtzin, quien solo gobernó tres años. A su muerte le sucedió su yerno, don Esteban de la Cruz Mendoza, quien: “en atención a su esposa gobernó Tecuanipan”, durante 13 años. (Chimalpáhin: 1998: II: 243, 263) Don Esteban pertenecía al linaje de Tzacualtitlan Tenango, por lo que los sucesores directos no estaban de acuerdo pero tuvieron que aceptarlo a regañadientes.



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Amecameca 100 %

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